El médico infectólogo de la Universidad de Valparaíso Rodrigo Cruz afirma que el surgimiento de brotes de nuevas enfermedades de rápida transmisibilidad y de alto riesgo de muerte para las personas será algo cada vez más habitual, debido a la invasión de ciertos hábitat naturales y a la presencia de especies salvajes en los ambientes urbanos.
Ante el aumento del número de muertos y contagiados por coronavirus en China y su inminente propagación a otros países —en Estados Unidos ya se detectó el primer caso y la Organización Mundial de la Salud estima que pronto se sumarán varios otros en países de Asia e incluso de Europa— el infectólogo Rodrigo Cruz Choappa, especialista en males tropicales y nuevos patógenos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, afirma que esta situación es un claro ejemplo de cómo la interconexión global está contribuyendo a expandir microorganismos (bacterias, virus y hongos) que antes solo se encontraban en ciertas áreas geográficas.
“La aparición de nuevas enfermedades de rápida transmisibilidad y de potencial alto riesgo de mortalidad para las personas ya es algo habitual y cada vez será más frecuente. La más nueva es el coronavirus de Wuhan, cuya etiología aún no está clara ni tampoco cuál sería su reservorio. Si bien en China han muerto hasta ahora más de diez personas y ya se conoce de un caso en Estados Unidos, al parecer su transmisibilidad no es tan alta y su tasa de mortalidad es menor que la de otros males similares. Pero debemos preocuparnos de tomar las medidas necesarias para evitar que se siga expandiendo”, asegura el doctor Cruz.
Factor clave
El infectólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso sostiene que el factor que gatilla la aparición de la mayoría de las nuevas enfermedades de alta transmisibilidad que están surgiendo hoy en el mundo es la mayor cercanía del ser humano con animales silvestres, debido a la caza o captura de estos o al contacto de animales de granja con estos últimos.
“Esto hace que las personas se hagan propensas a toparse con estos agentes infecciosos raros. Pensemos en el ébola o en el VIH y por cierto en el SARS, un anterior coronavirus que hace unos años se descubrió en la provincia de Guangdong, en China, y que generó una serie de brotes con características de epidemia. Su reservorio principal son los murciélagos y el huésped intermediario fue un gato silvestre (civeta) que entró en contacto con gallinas. También está el MERS, que surgió en Oriente Medio, cuyo reservorio fueron los camellos. Y lo mismo ocurre ahora con el coronavirus de Wuhan, pues su brote surgió en un mercado donde se venden animales de granja y salvajes. En general estos virus se introducen en los ambientes urbanos por medio de animales silvestres”, argumenta el infectólogo Rodrigo Cruz.
En todo caso, el infectólogo llamó a la calma y a evitar la psicosis frente a este tipo de temas: “Tenemos que ocuparnos más que alarmarnos. En el mundo irán apareciendo más y más brotes de enfermedades de alta transmisibilidad y potencialmente mortales. Y Chile, a pesar de contar con buenas barreras naturales y fitosanitarias, igual va a estar expuesto, porque viajar a otras partes del mundo por trabajo o vacaciones es cada vez más necesario y habitual”.
De hecho, hace unos meses el propio doctor Cruz halló en Limache un peligroso hongo (Cryptococcus gattii) originario de las selvas de Brasil o de Papúa Nueva Guinea que afecta a animales y al ser humano y cuyas esporas, al ser inhaladas por las personas, pueden causar severas infecciones pulmonares, meningitis y una serie de complejas lesiones en la piel, tejidos blandos, nódulos linfáticos, huesos y articulaciones.
El caso se conoció debido a que un veterinario de esa localidad debió atender a un gato que fue infectado y que luego murió. “Su presencia a nivel local posiblemente se debió a algún sustrato vegetal contaminado ingresado involuntariamente al país o por algún animal infectado que fue trasladado hasta dicha comuna desde una zona endémica. Es decir, el patrón señalado se repite”, concluye Rodrigo Cruz.