Durante la jornada de ayer el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, decretó Emergencia Agrícola entre las regiones de Valparaíso y el Biobío, debido a las intensas lluvias que cayeron sobre el territorio durante la semana pasada.

La medida implica apoyo para animales mayores, menores y sector agrícola. También, en forma paralela, se trabaja en la ficha para diagnosticar y cuantificar el daño sufrido por los agricultores.

Para el ingeniero agrónomo y docente de la Escuela de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Ítalo Cuneo,

La medida es correcta por dos razones. En primer lugar, este estado de Emergencia Agrícola permitirá alojar recursos del Estado para levantar un catastro y de esta manera cuantificar las pérdidas e identificar a los afectados. Segundo, resulta clave que el Estado apoye, sobre todo, a la agricultura familiar campesina que, en caso de verse afectados, son los que están más expuestos a perder hasta la totalidad de sus ingresos y/o entrar en un ciclo de vulnerabilidad alimentaria.

En cuanto a los daños sufridos por los agricultores, el docente de la PUCV, agregó que para los agricultores de pequeña y mediana escala, cuyos cultivos estaban localizados en zonas de inundación, las perdidas pueden llegar a ser totales.

Estas pérdidas se pueden producir por efecto mecánico de arrastre en los casos más extremos o por la misma inundación. La mayoría de las plantas de uso agrícola son sensibles a la hipoxia o anoxia en el caso de una inundación como las que hemos visto.

Cuneo detalla que

En el caso de los agricultores de pequeña escala en donde toda su superficie productiva estaba localiza en zonas de inundación, la perdida puede ser total. Esto podría significar, dependiendo del cultivo, que el año entero estaría comprometido.

Para Félix Modrego, profesor de la Escuela de Negocios y Economía de la PUCV,

El precio de los productos agrícolas es siempre un tema de preocupación y desde ese punto de vista podríamos ver alzas de precios principalmente en las hortalizas, dado que el área que se vio afectada por la inundación es la principal productora del país.

Modrego agregó que el mayor problema social es el daño a la pequeña agricultura que en gran medida se vio afectada por la pérdida de cultivo y por ende de sus ingresos.

También sufrió mucho daño en su infraestructura, como por ejemplo los sistemas de riego, los invernaderos y sus instalaciones, lo que dificulta sus posibilidades de producción. La capacidad de los pequeños agricultores de poder superar rápido esta situación va a depender mucho de las ayudas que se puedan canalizar desde los distintos organismos del estado.