Confirmar la reproducción de especies en peligro de extinción como el zorro de Darwin o el huemul y realizar estrategias de resguardo frente a amenazas como perros salvajes y ganado, son parte de las acciones preventivas materializadas para proteger la fauna nativa chilena, gracias al uso de cámaras de filmación de CONAF en parques nacionales y ARAUCO en sus Áreas de Alto Valor de Conservación (AAVC).

Cuatro proyectos ejecutados en Áreas de Alto Valor de Conservación entre Biobío y Los Ríos, han permitido controlar amenazas que enfrentan especies protegidas como el zorro de Darwin, el huillín y el huemul.

El uso de dispositivos de grabación facilita el monitoreo del comportamiento de la fauna presente en estas áreas protegidas y comenzó hace una década como un proyecto pionero para detectar la presencia y distribución del zorro de Darwin en los predios de empresa ARAUCO desde Biobío a la Araucanía y, posteriormente, seguir los pasos de las familias de huemules presentes en la zona cordillerana de la Reserva Nacional Ñuble.

Actualmente, CONAF y ARAUCO tiene estos dispositivos en las AAVC de Caramavida (Cañete), Oncol (Valdivia), Loncoche y la Reserva Nacional Ñuble, los cuales han permitido registrar presencia de ambas especies e, incluso, de otros animales como el huillín, que también se encuentra en la categoría vulnerable y en peligro de extinción.

El jefe del Programa Conservación de Fauna de ARAUCO, Raúl Briones, cuenta que la idea de colocar estos dispositivos surgió en 2012, motivados por encontrar en un sector protegido de la forestal, aledaño al Parque Nacional Nahuelbuta, el denominado zorro chilote, cuya presencia solo era conocida en la isla grande de Chiloé y el mencionado Parque y cuya población no supera los 600 ejemplares. Con este fin, se instalaron 80 cámaras en algunas las Áreas de Alto Valor de Conservación (AAVC) de la empresa, las cuales han detectado ejemplares incluso en otras localidades de Valdivia.

El profesional explica que la técnica “consiste en colocar cámaras automatizadas en grillas, sujetas en troncos de árboles o en varillas, a una altura determinada, en senderos, entradas de madrigueras, u otros hábitat, las que filman a las especies, sin alterar sus rutinas, lo que ha favorecido conocer la riqueza de fauna, sobre todo de mamíferos de talla mediana y grande, en muchas áreas de nuestro país”.

Agrega que el principal valor del proyecto radica en que permite tener certeza sobre la presencia y ciclos biológicos de especies de las cuales no se tenían registros, como huemules, guiñas, chingues y pumas.

Precisa que en el caso del zorro chilote, las filmaciones permitieron georeferenciar su ubicación, registrar su rutina y, posteriormente, tomar muestras de pelaje para recoger el ADN y concluir que se trataba de ejemplares de la especie.

Esta misma técnica permitió en el 2014 en el parque Oncol, en las cercanías de Valdivia, “estudiar el zorro de Darwin, un paso fundamental para dilucidar el origen y la evolución de esta especie, como así también da una luz de esperanza para evitar su extinción a corto plazo”, destaca Raúl Briones.

Cámaras salvadoras en Ñuble

Otro beneficio menos conocido, pero tanto o más importante de estas cámaras, es que han posibilitado salvar especies frente a situaciones de peligro.

Justamente, eso pasó el 2015 cuando un devastador incendio arrasó con más de 4.500 hectáreas de bosque nativo en la Reserva Nacional Ñuble. Si bien, se perdió una rica flora, el personal de CONAF pudo salvaguardar la zona del valle de las perdices, vecino al principal hábitat de huemules presentes en la Reserva.

Gracias a la información recopilada por el sistema de monitoreo de 60 cámaras implementado en la zona, “pudimos advertir a quienes combatían el incendio para evitar que las llamas llegaran a esa zona, porque había huemules”, recuerda Ana Hinojosa, jefa de la sección diversidad biológica de CONAF.

La profesional destaca que en los registros obtenidos a la fecha “se pueden ver huemules, zorros y pumas comiendo, corriendo o jugando. Algunos se asustan un poco cuando se enciende la luz infraroja de la cámara, y otros incluso ‘posan’ frente a la cámara por horas y hasta las muerden”. Precisa que las imágenes, además, han posibilitado atacar amenazas externas que tienen estos animales, como la presencia de ganado en lugares que son parte del hábitat de huemules, gatos colo-colo y pumas.

Control de amenazas y protección de especies

Actualmente, ARAUCO tiene dispuestas 21 cámaras que se van rotando de sitios según la época del año en un Plan de Monitoreo de especies, con énfasis en el huemul, en el Área de Alto Valor de Conservación en Ñuble.

El análisis de esta información está a cargo de un grupo de especialistas que lidera el jefe de Medio Ambiente de Forestal Arauco Zona Norte, Roberto Muñoz, y que integra un equipo multidisciplinario. Uno de sus integrantes, el consultor Rodrigo López, cuenta que cuatro personas monitorean la fauna silvestre, particularmente aquellas especies que están con problemas de conservación, y que en el Área de Alto Valor de Conservación de Ñuble son huemules, vizcachas, gato colo-colo, pumas y zorros “con el fin de anticipar amenazas o alguna enfermedad”.

Con un peso no superior a los 300 gramos y de poco más de 30 centímetros de largo, las cámaras trampa se han convertido en una poderosa y práctica herramienta. Su principal característica es que tienen un sensor de movimiento, que activa la filmación al notar presencia de animales, generando una primera fotografía y, posteriormente, graban un video de no más de 15-20 segundos y a una distancia que puede llegar hasta 30 metros. “Con esto, recalca López, se cumple el objetivo de tener certeza sobre la presencia de especies, los lugares en que ocurre, día, horario, temperatura del día de registro y estación del año de mayor actividad”.

El escurridizo huemul

Sin duda, uno de las principales resultados del monitoreo ha sido confirmar, en el caso de los huemules, que pese a tener una condición de peligro de extinción, siguen reproduciéndose. Prueba de ello son los registros que manejan CONAF y ARAUCO, que muestran crías en zonas en que históricamente no había registro de la especie.

Los guardaparques de estas zonas han sido claves para definir los lugares donde ubicar las cámaras. Gracias a ellos, se han dispuesto en sitios sobre mil metros de altura, quebradas, senderos y puntos con mayor certeza de obtener registros.

“Como medida de protección tenemos un cuidador permanente en la zona donde se han avistado huemules y así controlamos rápidamente amenazas posibles como acceso de personas no autorizadas que van a pescar y que podrían provocar algún incendio o ingreso de perros o ganado de terceros. También hacemos un trabajo de concientización en los vecinos aledaños a esta AAVC”, relata el jefe de Medioambiente de ARAUCO.

Coordinación público privada

La Corporación Nacional Forestal valora este trabajo coordinado con empresas forestales y organizaciones ambientales para preservar la flora y fauna chilena.

Como la finalidad es maximizar los recursos y establecer estrategias conjuntas en el marco del plan nacional de conservación de huemul, Roberto Muñoz cuenta que este último año se ha iniciado un trabajo más integrado donde participan, aparte de CONAF, entidades como Codeff y Aumen y también alumnos tesistas.

Este accionar conjunto “está dando frutos”, comenta con entusiasmo Ana Hinojosa de CONAF: “Las áreas protegidas del Estado, y en este caso de ARAUCO, están haciendo su trabajo y se están conservando grupos núcleos que se están reproduciendo. Ahora nuestro desafío es lograr que se conecten entre poblaciones”, sentencia.

¿Que son las AAVC?

Chile tiene un Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas que resguarda y administra CONAF, que abarca el 20% del territorio y que garantiza la protección de nuestro patrimonio silvestre y diversidad.

A su vez, las empresas forestales también tienen áreas de protección de bosque nativo, flora y fauna en su patrimonio forestal, que se denomina Áreas de Alto Valor de Conservación —AAVC— y que no son parte del proceso productivo. En ellas se desarrollan iniciativas para proteger emblemáticas especies chilenas en peligro y ecosistemas nativos.

ARAUCO tiene más de 60 mil hectáreas clasificadas como Áreas de Alto Valor de Conservación y Forestal Mininco, posee 11 AAVC, que comprenden más de 9.500 hectáreas entre el Maule y la Araucanía.