A la apicultora de la comuna de Casablanca, Fidelina Ugarte, le apasiona el mundo de las abejas. Es por eso que esta cosmetóloga de profesión decidió hace ocho años abandonar su antiguo trabajo, e instalarse en un terreno de la localidad de Tapihue, que le cedió su padre, para dedicarse en cuerpo y alma a la producción apícola. Paralelamente ingresó como usuaria de INDAP a través del Programa de Desarrollo Local (Prodesal).

“Somos 5 hermanas y mi papá, que es agricultor, no quería que ninguna de nosotras trabajara sus terrenos porque es un poco machista, pero yo comencé a intervenirlo de forma suave, porque las abejas además iban a aportar al proceso de polinización de sus propios cultivos de frutales. Soy la única de sus hijas que se dedica a la agricultura”, comenta Fidelina.

El emprendimiento, que le hace honor a su nombre “Colmenares Fide”, comenzó con diez colmenas —ahora tiene 50— y en un principio las trabajaba sólo para la extracción de miel.

Su entusiasmo la llevó prontamente a la extracción de subproductos como el polen y el propóleo, y sus conocimientos de cosmética la impulsaron hace cuatro años a la producción de cremas, champú, jabones e incluso propóleo en spray y jarabe para la tos.

La calidad de sus productos la llevaron ha obtener el Sello Manos Campesinas de INDAP que garantiza su origen campesino y artesanal, calidad y sanidad del mismo.

“Todas las capacitaciones y talleres en los que he participado, desde la manipulación de alimentos hasta el manejo de las abejas, han sido gracias a INDAP. Las maquinarias también me las he adjudicado a través de INDAP. El 2016 me robaron toda mi sala de cosecha y volví a postular y me adjudiqué los materiales que había perdido a través de proyectos de inversión”, agrega la apicultora.

Turismo rural

Pero lo que por estos días le quita el sueño a esta emprendedora casablanquina es un proyecto de turismo rural que ya le ha permitido recibir a turistas y visitantes en su predio, donde ofrece conocer todo el proceso de cosecha y producción de la miel, así como los beneficios de los productos de la colmena como el propóleo, cera y jalea real.

En este espacio, pensado para recibir al turista, esta emprendedora cuenta con tres contenedores: uno de ellos es bodega, el otro, sala de cosecha, y el tercero, sala de ventas; además, habilitó baño y dormitorio. Lugares que se ha preocupado de adaptar para recibir visitantes.

“Estoy iniciando un proyecto de turismo rural donde se recibe a la gente, se les da una charla sobre generalidades de la apicultura y la importancia de las abejas para el ecosistema. Les enseño a las personas cómo vive la colmena y cómo se cosecha el producto. Después los llevo, protegidos con trajes especiales, al apiario, y les explico el proceso de elaboración de la miel, y si las condiciones lo permiten hacemos la extracción de los panales y sacamos la miel para envasarla”, explica la apicultora.

Desde el año pasado trabaja en conjunto con algunos touroperadores que incluyen en sus destinos turísticos la innovadora iniciativa de esta apicultora de Casablanca, que ya ha recibido a una variada gama de visitas de distintos puntos del país e incluso del extranjero.

La emprendedora dice que lo ideal es que los interesados reserven por lo menos con tres días de anticipación. Las visitas se realizan por grupos de 6 a 12 personas como máximo.

Empresa familiar

Fidelina reconoce que esta es una microempresa familiar en que también cuenta con el apoyo de su marido durante los fines de semana y de sus dos hijos universitarios que le ayudan en postulación a proyectos y otras materias.

Para vender sus productos esta apicultora participa de las ferias agrícolas del programa Prodesal y Mercados Campesinos de INDAP “además tengo muchos clientes gracias a un programa de televisión que me ayudó a ser conocida como la primera apicultora en tener sala de envasado en la región”, dice orgullosa.

Actualmente tiene 50 colmenas —perdió 30 el último invierno— que le permiten tener una producción que varía entre los 900 y mil 800 kilos de miel por temporada dependiendo de las variables climáticas: “La producción es relativa dependiendo como se de la estación.

He llegado a cosechar de tres a seis tambores, cada tambor tiene 300 kilos. Ahora tengo casi tres tambores de la última cosecha y aún me queda cosechar lo último. Esto me ha permitido en los últimos años aportar a la educación de mis hijos y principalmente crecer como persona. Mis proyectos ahora son plantar más árboles para que mis abejas tengan alimento, y potenciar mi emprendimiento de Turismo Rural”.

Al respecto, el Director Regional de INDAP, Fernando Torregrosa, dijo que “el Ministerio de Agricultura a través de INDAP tiene entre sus lineamientos estratégicos el potenciar los emprendimientos de Turismo Rural como el de esta usuaria, que ofrecen a los agricultores la posibilidad de diversificar sus negocios agrícolas, ampliar sus oportunidades de comercialización e invita a los turistas a vivir la experiencia del trabajo en el campo”.