El patrimonio natural está constituido por monumentos naturales construidos por formaciones físicas y biológicas, las que fueron creadas poco a poco a lo largo del tiempo por la naturaleza, teniendo un valor universal excepcional desde el punto de vista estético y científico, además de cultural.

El patrimonio natural lo constituyen las reservas de la biósfera, los monumentos naturales, las reservas y parques nacionales, y los santuarios de la naturaleza, que nos ha legado el pasado.

Por su parte, el patrimonio ambiental, es todo elemento o conjunto de elementos tangibles o intangibles cuya imagen (percepción o información de ella) hace que la comunidad le asigne o reconozca un valor más allá de su valor concreto y cuantificable.

En otras palabras, el patrimonio natural de un Santuario de la Naturaleza y el patrimonio ambiental de sus componentes como pude ser el humedal, el bosque esclerófico, la costa o la duna, que tardó 10.000 años en formarse y que sostiene una biodiversidad impresionane en el caso de Tunquén, es algo que heredamos de nuestros ancestros para traspasárselo, a su vez, a la futura generación.

No tenemos ningún derecho a profanarlo.

El desarrollo de este patrimonio debe ser hecho sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras.

El patrimonio natural es un bien preciado y escaso.

El derecho a protegerlo y conservarlo es un derecho irrenunciable.